domingo, 24 de enero de 2010

Las nubes recordarán tu rostro cambiante
de suave tono oscuro, dulce como un sueño.
La música dibujará las formas de tu cuerpo sinuoso
y el aire susurrará palabras
que llegarán a los oídos como caricias incomprensibles.
Pero ya no habrá nadie,
que confunda tu rostro y la nube,
el cuerpo de una melodía o las palabras del aire.

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