En esto de las grandes obras públicas presentes o previstas sale un técnico diciendo que es mejor un túnel y otro suelta a la vez que el túnel es una barbaridad; uno diciendo que se necesita un superpuerto y otro, de igual cualificación, que no se necesita, y así en general. Como puede apreciarse, que unos y otros defiendan sus opiniones aludiendo a sus títulos, las invalida como tales, salvo que deban invalidarse sus títulos.
La conclusión sería que cualquiera puede opinar, y debe ser oído, con su lastre técnico, político, económico, o simplemente con la visión del ciudadano que va a ser usuario activo o pasivo. Y si esto es así y se tiene en cuenta lo del cui nocet, lo más razonable sería hacer un referéndum entre los más directamente implicados, los ciudadanos.
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