miércoles, 19 de octubre de 2011

Coro

He comenzado a asistir a los ensayos de un coro de mi ciudad. Tienen la sede en una casa antigua que sólo ellos habitan en el primer piso. Entras al típico portal y escalera de las casas de más de setenta años: baldosas en el suelo, madera en las escaleras y pasamanos, sin ascensor, altura elevada, carboneras… Una vez en el local parece igualmente que retrocedieras en el tiempo, no se ha modernizado nada. Por las paredes del pasillo, de las habitaciones -algunas interiores, las llamadas “italianas”-, cuelgan los diplomas, placas y méritos de glorias pasadas, de pasados días de esplendor. Parece que el coro está ahora en un momento bajo. No me importa. Voy allí a distraerme y hacer algo que me gusta, cantar. Y no olvido las palabras de mi poeta Bhartrihari: “su extenuación los embellece”.

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