martes, 13 de septiembre de 2011
Atienza
Aún faltaba algo por ver y lo descubrí cuando iba a buscar el coche. Allí estaba, adosado a vulgares construcciones recientes. Fue levantado por Catalina de Láncaster, que seguramente quiso ver cómo era la luz de Castilla a través de la vidriera de una ventana estrecha, alta y ojival. Lo que en Inglaterra habría sido un ábside gótico respetado en su decadencia aquí era un resto empobrecido y maltratado.
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