jueves, 11 de noviembre de 2010

Los bienes que necesitamos

A veces nos rodeamos de muchas cosas por el placer indiscriminado que brindan. Nos atiborramos de posesiones que en la mayoría de los casos han dejado de proporcionarnos el placer que un día nos dieron.

Y eso es así porque en su momento no supimos evaluar suficientemente lo que representaban tales bienes para nuestro bienestar. La mayoría de las cosas nos ofrece un disfrute efímero, pero nos damos cuenta cuando ya hemos dejado de sentir interés por ellas.

Antes de adquirir, de tener, deberíamos ejercitar la valoración justa de lo que nos apetece, hacer una prospección de su futuro disfrute. Y así comprobaríamos que lo que es realmente necesario para un bienestar constante y duradero es bien poco. Apenas algunas cosas –que no por ello serán a veces de fácil acceso- para nuestra subsistencia física. Y para nuestra subsistencia emocional, para nuestra felicidad, ser o estar, preferiblemente a tener: ser sabio o estar enamorado, mejor que abundar en bienes que estrictamente no necesitamos.

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