La calumnia produce en ocasiones un daño inmenso e irreparable en quien la sufre. Tal vez la solución para acabar con esa práctica de malévolos, miedosos y estúpidos creadores y difusores de bulos, sería que ellos mismos la sufrieran con la misma intensidad y perjuicio.
Los mentirosos son actores principales de sus propias cenizas. Son los primeros en elaborar un plan malicioso de energías negativas. No estoy dispuesto a perder un segundo más en este tipo de personas. ¡Qué sigan pensando!
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